domingo, 17 de enero de 2021

Donald Trump: la decadencia del Imperio americano y el asalto al Capitolio

por Lisandro Martínez*

La lucha de clases en EEUU siempre ha sido explicita; a quien pretenda encontrar concordia y paz en la historia yanqui le será difícil.
Donald Trump es un capitalista que para enriquecerse arrasó con las reglas propias de la patronal, hizo operaciones financieras ilegales y se atrevió a declarar la quiebra de sus empresas en: ¡6 ocasiones!, 5 veces en sus Casinos -donde lava dinero- y 1 vez en su Hotel Plaza de NY. Esto lo hizo para limpiar su enorme deuda de u$s 2.000 millones, que incluye su responsabilidad personal con garantías y préstamos por u$s 800 millones y más de u$s 1.000 millones en bonos basura en sus casinos. Para eso se reunió con un grupo de bancos (www.nuso.org noviembre 2018).
“En su formación como despiadado negociador, se destacaron su padre -un dueño de inquilinatos de los arrabales que llevaba a Donald de niño a que aprendiera como tratar a los harapientos y cobrar una renta sin piedad- y Roy Cohn, un colaborador del nazi Joseph McCarthy. Ambos eran tipos duros, sin escrúpulos y dispuestos como Shylock de “El Mercader de Venecia” a reclamar a los deudores “su libra de carne y exigirles que sea de la parte más próxima al corazón”. “La medida que Trump busca es imponer su salida extorsiva, porque al final la mayoría cede” (Gwenda Blair su biógrafa, comenzó a entrevistar a Trump en los ’80, www.elconfidencial.com/mundo 28/02/2018).   
   El New York Times del 18/12/2018 editorializó: “La Fundación Trump cerrará sus puertas en medio de una investigación penal”. Y señaló que “la Fundación no es una organización de

caridad, ética y generosa, sino sólo otra de las estafas de Donald”.
  El hombre que ejerce la presidencia de EEUU desde 20/1/2017, había espoleado a sus

seguidores para que se manifestaran frente al Capitolio, menos de una hora antes que los derechistas invadieran el edificio. El mandamás de la Casa Blanca insistía que le habían robado las elecciones y que “no lo aceptaremos ni un minuto más”, y agitaba a su tropa para evitar que certificaran la victoria electoral de Joe Biden. Un malón de putchistas con pancartas de Trump violentaron ventanas entrando al edificio donde se reunían los congresistas. Hubo 4 muertos y varios policías fueron heridos.
En el escenario de la lucha de clases, la eclosión del estado de derecho capitalista hizo tabla rasa entre Bangladesh en África, Camerún en Asia y -¡oh sorpresa!- en EEUU, el faro de la democracia. A partir de la crisis económica internacional los enfrentamientos no sólo son por fraude electoral sino que está en juego cómo se reparte socialmente la torta.

Los halcones republicanos culpables del estallido
Agitando teorías conspirativas sobre fraude electoral, senadores republicanos como Josh Hawley y Ted Cruz impulsaron la violencia.
El senador Hawley después de la toma del Congreso por los facciosos de Trump insistió en  cuestionar los resultados. El editorial de un diario de su propio estado (Missouri) dijo: “Hawley tiene las manos manchadas de sangre”.

Lucha de clases e historia del golpismo en EEUU  
En 1783 en la guerra por la independencia, las tropas que luchaban contra el imperio inglés emplazaron al Congreso que presidia G. Washington anunciando que si no cumplían con la paga prometida marcharían al Congreso. Washington habló a la tropa y se comprometió a pagar.
    Entre 1801 y 1805 Aaron Burr, uno de los fundadores del Partido Demócrata, participó de “una chirinada” cuyo fin era romper el entramado de estados aunado a partir de la lucha contra el Imperio Inglés. El plan de Burr y otros era separar algunos estados de la Unión y anexarlos militarmente a territorios mexicanos que se conquistarían para conformar una nueva nación y lucrar. Las maniobras fueron conocidas por la dirección de la joven nación y entendidas como un intento de desmembramiento del país en vías de consolidación y se juzgó como un operativo de traición a la patria. El plan incluía una asonada que coronaría con el derrocamiento violento del gobierno del general Washington.
   Desde 1840 a 1960 los presidentes electos fallecieron cada 20 años ejerciendo sus funciones. De muerte natural: Harrison (1840), Harding (1920), F. D. Rooselvet (1940), o asesinados: Lincoln (1860), Garfield (1880), McKinley (1900), J. F Kennedy (1960) (“Vida del Pueblo norteamericano”).
   En 1860 hubo elecciones que dividieron al país en Norte contra Sur y se abrió la lucha entre dos políticas: el feudalismo del Sur y la producción industrial del Norte. La victoria electoral de Abraham Lincoln desató un conflicto bélico en todos los planos, político, económico, social, cultural, racial e ideológico. La elección siguiente, realizada en la última etapa de la guerra, necesitó los votos de la tropa en el frente para saber qué hacer con los derrotados que eran la mitad del país.
En 1876 el Colegio Electoral de EEUU modificó la voluntad popular e impuso “al caballo del comisario” Rutherford B. Hayes como presidente de la nación.  
   En 1880 el candidato a presidente triunfante fue el general James Garfield, quien cuatro meses después fue desplazado del poder asesinado a tiros.
“Desde la finalización de la Guerra de Secesión hasta la finalización del siglo, la política norteamericana fue montar un circo electoral con comedia parlamentaria. Elegir entre republicanos y demócratas fue como optar entre la plaga y el cólera” (Biografía del Tío Sam, Rafael San Martín, 1988 Editorial Argonauta).
En 1912 en un cuadro de corrupción y tráfico de influencias se enfrentaron por primera vez 4 candidatos de proyección nacional (el demócrata Woodrow Wilson, el republicano William Taft, el candidato del partido Progresista Theodore Roosevelt y el socialista Eugene Debs).
En 1968 durante el ascenso mundial de masas fueron asesinados Luther King y el candidato demócrata Robert Kennedy.
En 1972 se celebraron elecciones en medio del escándalo Watergate.
De 2001 al 2009 George W. Bush fue presidente 2 periodos mediante un escandaloso fraude electoral, luego voló las Torres Gemelas y desató una caza de brujas contra el islam que derivó en la invasión a Irak. En 2009 ganó por goleada Obama (de raza negra) quien durante 8 años defraudó a sus seguidores gobernando con la prisión de Guantánamo funcionando y consolidando el record de bombardeos desde la segunda guerra mundial.
En EEUU como dijo Shakespeare, el olor a podrido apesta y el pueblo necesita la intervención sanitaria de su clase obrera.

    (*) Del Partido Obrero