lunes, 16 de julio de 2018

Por qué Macri debe irse ya

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com 

   Si en dos años y medio de gestión el ocupante de la Casa de Gobierno hizo tanto en contra de nuestro país, los males que puede ocasionar durante un año y medio más pueden ser irreparables. Esto ya no da para más y de seguir así es muy probable que se nos lleve a una situación hoy impredecible, pero fácil de imaginar frente al sufrimiento de millones de argentinos. Se está tensando tanto la cuerda atada al cuello de gran parte de nuestra población que, en algún momento, es posible que ocurra un estallido de tal magnitud que puede dejar el país  en llamas. ¿Acaso quienes gobiernan y quienes dicen ser “oposición” no advierten la desesperación de gran parte de nuestro pueblo? ¿O el hecho de no viajar en colectivo, no hacer colas interminables para realizar el más simple de los trámites, y no tener necesidad de hacer malabares para poder comer todos los días los ha hecho definitivamente insensibles ciegos, sordos y mudos ante la dramática situación que vivimos?  ¿No se dan cuenta que marchamos rumbo a tiempos de desgracia? Quien no alza la voz ni exige soluciones a tanta mendicidad, robos, personas en situación de calle y sin trabajo, es un cobarde o actúa en complicidad con los responsables de semejante desastre. Aquí hay personas que enferman y  mueren en un país al que se le ha robado la dignidad al punto de que funcionarios de los centros de usura internacional vienen a decidir cómo se debe gobernar. La próxima visita de Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, no significa otra cosa que la llegada de quien decidirá el presente y el futuro de nuestra dolorida Argentina. Mientras tanto Mauricio Macri, quien se dice presidente, miente descaradamente tratando de hacernos creer cosas que sólo los idiotas no pueden
advertir que son falsedades.
Ahora que explotó el tema de los falsos aportes para la campaña electoral del oficialismo, quedan al descubierto casos de corrupción –unos más- mostrando a personajes que siempre pretendieron presentarse como impolutos, con sus intimidades despidiendo mal olor. Graciela Ocaña es una de ellas y también María Eugenia Vidal, salpicada fuertemente por las sucias aguas de la corruptela. Ya hay dos causas en trámite en los tribunales de Comodoro Py: una a cargo del fiscal federal con competencia electoral, Jorge Di Lello, por los delitos a la Ley de Financiamiento Partidario. La otra es la que lleva adelante el juez Sebastián Casanello, por lavados de activos donde están imputados los responsables de la campaña de cambiemos en la provincia de Buenos Aires. La sabiduría popular se expresa en las redes y en los actos masivos diciendo que “los ricos aparecen en la lista de los Panamá Papers y los pobres en la lista de aportantes “truchos” de Vidal y Ocaña. Contundente.
Estas cuestiones, que se van sumando a las políticas de entrega de nuestra soberanía y a las medidas de ajuste salvaje por las cuales los trabajadores y los sectores más empobrecidos son directamente afectados, contribuyen a crear el clima de disconformidad y bronca que se va extendiendo por todas partes. Será bueno para los causantes de tanto daño y sus cómplices, saber que es peligroso jugar con fuego.    
Quienes nos leen y nos conocen saben perfectamente de nuestra larga lucha por la democracia y hay sobrados testimonios respecto a cómo y durante cuánto tiempo hemos enfrentado a las diferentes dictaduras que han asolado a nuestro país. Esas luchas las hemos librado siempre junto a infinidad de compañeras y compañeros, nunca en soledad, pues las acciones individuales  en política sirven de poco.   Codo a codo con muchos patriotas que en el camino han dado su vida y con quienes aún, a pesar del paso de los años siguen poniendo el pecho a las injusticias, conseguimos que a partir de 1983 puedan instalarse gobiernos constitucionales. Ha sido un logro importante, no cabe duda. Pero, lamentablemente, con algunos de estos gobiernos y principalmente con  el actual, hemos sufrido retrocesos descomunales. Ante la experiencia acumulada, habiendo  sido víctimas de los disparates y maldades de gobiernos que siendo elegidos por el voto popular traicionaron a gran parte de sus votantes y perjudicaron gravemente a nuestro país ( Menem, De la Rúa y Macri  son un clarísimo ejemplo de ello) no debemos permitir, ahora, que se nos siga empujando a las profundidades del infierno.
El actual gobierno no es democrático ni nada que se le parezca. Se dice que “la democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía” pero entre estos dichos y la realidad que padecemos hay una distancia abismal. Basta ver la diferencia existente entre quienes ejercen el poder desde las oficinas da las clases dominantes y la mayoría de los habitantes que vivimos a la intemperie. A esta altura de nuestra historia y de nuestras trayectorias personales, es importante, como hemos dicho tantas veces, hablar con claridad y decir lo que como personas responsables debemos decir. Hay quienes se llenan la boca mencionando artículo por artículo a la Constitución Nacional. Pero son escasos los que dicen que muchas cosas de lo escrito en la que debería ser la ley de las leyes, son letra muerta y que, otras muchas, son violadas sin que nadie se ruborice. Cuando vemos tanto transfuguismo y leemos el artículo 22 de la Constitución en la parte que señala “que el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes” y ve que, después de ser elegidos, muchísimos de esos “representantes” hacen lo que se les canta endeudándonos, vetando leyes, realizando acuerdos espurios, traicionando a sus propios partidos, huyendo de los bloques y haciendo rancho aparte en el Parlamento, las legislaturas y en los concejos deliberantes, tenemos todo el derecho de preguntar ¿de que democracia nos hablan? Es hora de decir basta. Hechos y no palabras.  En varios lugares del conurbano, incluyendo La Matanza, Lanús y Lomas de Zamora, ya se habla del no pago a las facturas de gas y luz  que con cifras astronómicas ponen a los vecinos en una situación angustiante. Todo un síntoma. Macri, tal vez por primera vez en su vida, debería proceder correctamente y por la paz y el bienestar de los argentinos, mandarse a mudar. Y los politiqueros que vomitan frases “democráticas” desde la comodidad de sus despachos, dejando pasar el tiempo pensando en algún carguito, que se pongan en la piel de los que sufren.  Si son capaces.
   (*) De Iniciativa Socialista