viernes, 26 de agosto de 2022

Memorias granates: El caso Ibagaza


por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Una vez concluido el Clausura 98, durante el receso de invierno, se produjo un nuevo éxodo de futbolistas por los que volvió a entrar otra fortuna: 6.000.000 de dólares por el Facha Bartelt a la Roma, cerca de 3.000.000 más por Julián Kmet al Lisboa y otro dineral por Gustavo Siviero y por el 50% de Ibagaza, que partieron juntos para sumarse al Mallorca. Mucho se habló de la venta de Ibagaza, sabido es que no se pudo cobrar el 50% restante, pero la historia tiene varias vueltas que Nicolás Russo explicó así: “El Mallorca pagó 2.300.000 dólares por la totalidad del pase de Siviero y 3 millones por el 50% del pase de Ibagaza. En un principio la venta fue aprobada por los socios, aunque las críticas apuntaban a que el Mallorca no pagaba préstamo por el porcentaje propiedad de Lanús. Como el jugador no se adaptó rápidamente, el Mallorca no estaba conforme con su rendimiento y amenazaban con devolverlo en un momento en el que en Lanús había enormes problemas económicos. Los dos primeros años tuvo un rendimiento regular; en 2001 y 2002 mejoró notablemente, sobre todo con la llegada de Samuel Eto’o”. El camerunés fue su socio ideal. Con ambos como figura el Mallorca ganó la Copa del Rey de 2003, venciendo en la final al Recreativo Huelva por 3 a 0, pero habiendo superado en semifinales al Real Madrid por 4 a 0, siempre con grandes goles de Eto’o, que esa temporada hizo 19, la mayoría gracias a habilitaciones mágicas de la nueva gran figura del Mallorca, Ariel Ibagaza, el pibe de Villa Caraza, que fuera formado, cuidado y mimado en el club Lanús.

Tras la consagración fue a buscarlo el Athletic de Madrid y desembolsó 8.000.000 de dólares,

pero el director deportivo del club mallorquí, Mateu Alemany, incorporó a la transferencia a otro jugador de menor valor, Álvaro Novo, aduciendo que 6.000.000 de lo pagado eran por el
pase de éste futbolista de modesta carrera y sólo 2.000.000 por Ariel Ibagaza, que había sido la revelación del fútbol español, por lo cual a Lanús sólo le correspondía 1.000.000 de dólares por la mitad del pase. La entidad Granate advirtió rápidamente la maniobra y respondió de inmediato pidiendo la devolución del futbolista y ofreciendo pagar el millón de dólares que para ellos valía la mitad de su pase. Incluso el presidente, Emilio Chebel, viajó a España para tratar de cerrar ese acuerdo. No hubo caso, el Mallorca desoyó el pedido de Lanús y además ocurrió lo más inesperado: Ariel Ibagaza declaró que no era su firma la que figuraba en el contrato y se alistó en el Colchonero. La entidad Granate recurrió inmediatamente a la FIFA, que dictaminó que Lanús tenía razón, ya que la pericia caligráfica había certificado que la firma del contrato era la de Ariel Ibagaza y que al club argentino le correspondía percibir tres millones de dólares por la mitad del pase. El Mallorca apela al TAS, el Tribunal de Arbitraje Deportivo de la FIFA, que habitualmente está integrado por un miembro de cada continente y un tercero imparcial. En este caso, el tercer miembro también fue otro europeo. El TAS dictamina que Lanús tiene razón, pero que le corresponde un millón por la mitad del pase más una irrisoria suma de 300.000 dólares más en concepto de multa. Ante esa injusta definición que obligadamente debió acatar, a Lanús sólo le quedó no abonar una deuda de palabra que tenía con el jugador y tampoco le pagó a su representante Alejandro Camaño la comisión que le debía por el pase de Juan José Serrizuela. También obtuvo un aprendizaje adicional: cerrar las transferencias con más cuidado y evaluar mejor los antecedentes y los avales de las empresas o entidades compradoras.

Toda historia tiene su vuelta de tuerca: es sabido que pasado su tiempo de esplendor y grandes ambiciones, los futbolistas suelen sentir nostalgia y recordar sus orígenes con cariño. Y siempre decimos que los clubes, así como no deben ceder ante las exigencias desmedidas de los ídolos, tampoco tienen que aferrarse a rencores y sentimientos de revancha, ya que se trata de debilidades humanas que las entidades no deben esgrimir. Partiendo de ese concepto se hizo un intento en 2010, antes de que Ibagaza se vaya a Grecia, para que vuelva a la Argentina a jugar en Lanús y así poder reconciliarse con el público Granate, que tanto lo admira por el título de la Copa Conmebol obtenido en 1996 y sus grandes actuaciones de esos años. “El intento lo hice por intermedio de la Urraca González, que fue su vecino y amigo desde siempre. Le ofrecí que dejemos atrás las diferencias y que vuelva al club para recibir el cariño de la gente. Ibagaza contestó que no tenía ningún interés, que él siempre fue hincha de Independiente…” dice Nicolás Russo, y no agrega nada más. Ariel Ibagaza volvió fugazmente al país hace algunos años atrás por el fallecimiento de su mamá. El dueño de la funeraria Castellot pensó que alguien del club tenía que estar allí y llamó a Néstor Díaz Pérez. El dirigente acudió al velatorio y fue a saludar a Ibagaza, pero el Cañito le extendió la mano como si se tratara de un desconocido y siguió en lo suyo, mirando el techo.

En la foto Ariel Ibagaza conversa con José Pekerman, su DT en el Sub 20 Campeón del Mundo en Qatar 1995