jueves, 2 de enero de 2020

2019: Regreso peronista y las caídas neoliberales

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com  

2019 terminó. Pasó, como todo pasa. Fueron doce meses muy duros para el pueblo argentino debido al desastre causado por el macrismo pero, al final,  acabó siendo un año de triunfo para las clases populares. Por fortuna no sólo se trató de un año de sufrimientos pues por ser el aniversario del Centenario del Nacimiento de la gran Eva Duarte de Perón, el 70 aniversario de la sanción de la Constitución de 1949, de la realización del Congreso de Filosofía de Mendoza y de otras grandes creaciones del peronismo, nos permitió rescatar hechos de nuestra historia y aportar algunos conocimientos que, sin duda, siempre ayudan a la formación política de la militancia. Para mejor, a partir del mes de agosto, en que concluidas las elecciones P.A.S.O ya se descontaba que la derrota del macrismo en el mes de octubre estaría sellada, comenzamos a vivir un clima de esperanza que durante tres años y medio de neoliberalismo descarnado no podíamos imaginar. Los lanusenses no vivimos la felicidad del triunfo popular en plenitud porque, desgraciadamente, aquí hemos sido nuevamente vencidos electoralmente. Por supuesto esta derrota produjo en el Frente de Todos una crisis política y moral que el peronismo, en tanto fuerza de gran importancia en este distrito, deberá encarar, considerar y resolver. Algunos aspectos de esta crisis -como la deplorable actitud de algunos dirigentes del Frente de Todos que no han estado a la altura de las circunstancias- hemos comentado en esta columna más de una vez.  Internamente  hemos propuesto por diferentes medios que, en el peronismo local y en las organizaciones aliadas, es necesario abrir un debate fraternal que permita hallar rumbos  en el camino hacia la recuperación de Lanús. Recuperación que en algún momento ocurrirá, porque en política nada es eterno. Por lo tanto, reafirmamos nuestro compromiso con la causa peronista, con las necesidades de nuestros vecinos y con la idea asumida hace muchísimos años de que Lanús debe ser un lugar de progreso, moderno, seguro y limpio tal como merecemos los
miles de habitantes que poblamos este territorio.
  En esa línea de pensamiento es que junto a la decisión de promover el debate de referencia invitamos a las compañeras y compañeros a dialogar fraternalmente para hallar comunes denominadores que sirvan como orientadores hacia la organización política que, necesariamente, habremos de construir si en verdad  anhelamos que el peronismo retome el camino hacia la patria Justicialista sintetizada en nuestras banderas tradicionales. Organización política que si pretendemos ponerla al servicio de la tarea  por la transformación y elevación de la sociedad, deberá estar basada en la capacidad, la honestidad y la ética de sus integrantes.   
Las opiniones y preguntas que formulen las compañeras y compañeros en este momento de incertidumbre merecen ser atendidas y, en la medida de nuestras posibilidades, será bueno esforzarnos por ayudar a responderlas. Desde nuestra actividad periodística, vehículo útil para difundir ideas y ayudar a comprender la realidad política,   siempre estaremos dispuestos a ser puente y abrazo en el territorio de las reflexiones y de las opiniones en tanto sirvan para la unidad del campo popular y el beneficio de la Patria.
Hace pocos días, publicado en la Defensa Digital, un valioso joven dirigente peronista -Juan Manuel Moreira- con quien tiempo atrás hemos compartido algún momento militante, se preguntó: “¿Cómo es posible que en un municipio en el que el peronismo es todo, hoy no sea nada?”  En principio, respetuosamente, nos permitimos cambiar en la pregunta el tiempo de verbo: Creemos que corresponde “fue” en lugar de “es”. Y a partir de esta mínima corrección nos aventuramos a un breve comentario. El peronismo lanusense tiene una rica historia. Nació con la Autonomía, cuando dejamos de ser parte de Avellaneda allá por 1944. Lanús se creó entonces con el nombre de 4 de Junio siendo su primer intendente con el cargo de “comisionado” don Juan Ramón Piñeiro, designado por el presidente Farrel y por el mismísimo coronel Juan Perón, vicepresidente de la República. Piñeiro, un hombre de grandes valores personales, asumió el 1 de enero de 1945, hace 75 años. Pasando por las intendencias de Bernardo Gago, Adrian Gayol, Rodriguez Flores, Quindimil, Díaz Pérez y otros peronistas, el peronismo conservó su invicto electoral hasta que en 2015, lo perdió Julián Alvarez. Ahora, en medio de un triunfo peronista aplastante en distintos puntos del país, en las elecciones de 2019, Edgardo Depetri, candidato del Frente de Todos, fue aplastado electoralmente. Por qué hemos llegado a esta situación de debilidad electoral puede (debe) ser motivo de un análisis profundo que permita sacar conclusiones y hallar rumbos para encarar con éxito nuevos desafíos. Por nuestra parte, y sin que ello signifique desvalorizar a ningún compañero, sostenemos que una de nuestras principales deficiencias fue que en las últimas dos elecciones las principales candidaturas sean ocupadas por personas desconocidas para la gran mayoría de los lanusenses. Tanto Alvarez como Depetri no tuvieron una trayectoria destacada en el ámbito local. Y eso pesa demasiado a la hora de necesitar votos. Pesa para afuera y también para adentro de nuestra fuerza política. Quienes conocemos a fondo la historia política local sabemos que para ganar el favor de los vecinos se necesita una historia personal reconocida. Así ocurrió -por citar algunos de los propios- con Bernardo Gago, primer intendente por el voto popular, ganador en 1948, con Adrián Gayol en 1952, con Manuel Quindimil, elegido por el pueblo en siete oportunidades y por Díaz Pérez, funcionario, legislador, concejal y miembro de una honorable familia radicada en Lanús toda su vida. El peronismo “fue todo”. Ya no lo es. No supimos mantener su mística y con dirigentes desconocidos, carentes de “trabajo de campo”, no podía ocurrir otra cosa que  fracasos electorales estruendosos.
Claro que, en honor a la verdad,  tampoco corresponde decir que “hoy no somos nada”. Somos, nada menos, que una de las dos fuerzas políticas principales del distrito con una magnífica historia y un potencial extraordinario en sus bases militantes. En esos pilares debemos asentar nuestra acción política para el renacer peronista. Y muchos habrán de comprender que para futuros desafíos necesitaremos gente prestigiosa y conocida más allá de los reductos partidarios. Las grandes personalidades del peronismo de Lanús no nacieron de la noche a la mañana. Se forjaron en las luchas populares, en la vida de sus instituciones, en el trabajo barrial, en la heroica Resistencia. No “presentaron credenciales” con un par de años de residencia en el pago chico ni fueron instalados por la rosca política u “órdenes de arriba”. Fueron parte activa de la militancia, asumiendo un compromiso  supremo con Perón y su pueblo. Podemos recordar, entre muchos a los hermanos Braulio Clemente Ros y  Norberto Ros, a Osvaldo Alvedro, Domingo Purita, Pancho Vitipaldi, Roberto Miguelez, Inés López, Roberto Manent, Francisco y Manuel Quindimil, Raúl Pedrera, Tito Pallares, Tito Crovella, Amparo Souto, José Souto, Consuelo y Haydeé Hermida, Guillermina de Vergara, Héctor “Picha” Guidi, Arnaldo Volpatti y tantísimos otros y otras.
     También el radicalismo y otras fuerzas políticas contaron entre sus filas a dirigentes honestos, respetuosos de su pertenencia y con una formación lograda en años de actividad. No fueron flores de un día reconocidas personalidades como don Emèrito González, Yolivan Biglieri, Eduardo Florio, Nicanor “Cholo” Larraz, Juan Carlos Bianculli, Jorge Bianchi, Emilio Giannoni, Alfredo Genovesi, Rafaél Gamarnik, Irma Othar, Miguel Monserrat, José Arguello y decenas más de personas que prestigiaron la política local desde el radicalismo, el socialismo, el comunismo y el Partido Intransigente. Lanús tuvo su tiempo de lealtad a los colores partidarios y de respeto a la voluntad popular. No como ahora en que algunos proceden con la “cobarde intrepidez del pavo que amaina su plumaje al primer ruido”.
    De todas maneras, para alegría de nuestros espíritus, 2019 merece ser festejado en su etapa final y recordado en el futuro como el año en que le bajamos los humos al neoliberalismo. Los cacheteamos en la provincia de Buenos Aires y nos quedamos con el premio mayor. Hoy un peronista, Alberto Fernàndez, preside la Argentina. Y las desventuras macristas, como nuestra alegría, no terminan allí. Recibimos la frutilla del postre de fin de año cuando Diego Maradona visitó la Casa de Gobierno. La Zurda mágica de Diego  borró las sucias huellas de la derecha macrista del balcón del General Perón. Ese balcón, recuperado para el pueblo por el gran Maradona, es un lugar casi sagrado para el peronismo. La grotesca figura de Mauricio Macri alguna vez se atrevió a ensuciarlo con su presencia. Ya fue. La fiebre amarilla fue derrotada.
   (*) De Iniciativa Socialista