jueves, 30 de enero de 2020

Crisis capitalista, cambio climático y economía verde

por Lisandro Martínez*

Carlos Marx señala al comunismo como “verdadera solución del conflicto que el hombre sostiene con la naturaleza y con el propio hombre” (Manuscritos de1844). La sociedad comunista “es la unidad esencial plena del hombre con la naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo consumado del hombre y el humanismo consumado de la naturaleza”.
    The Nature Conservancy, organización ecologista de EEUU, violando sus objetivos comenzó a explotar pozos de petróleo y un reportero de Los Angeles Times sacó a la luz el caso en 2002. The Nature Conservancy tiene vínculos con muchas grandes empresas, incluidas industrias de petróleo, gas, minería, química y agrícola. Su junta directiva actualmente incluye al presidente retirado de Duke Energy y ejecutivos de Merck, HP, Google y varios grupos de la industria financiera. También tiene un Consejo Empresarial con el Bank of America, BP America, Chevron, Coca-Cola, Dow Chemical, Duke Energy, General Mills, Royal Dutch Shell y Starbucks. TNC enfrentó críticas en 2010 de los ambientalistas por no cortar lazos con BP después del derrame de petróleo del Golfo. “En América del Norte y Europa, es prácticamente imposible llevar a cabo labores de interés público a cualquier escala -académicas, periodísticas, etc.- sin aceptar dinero de orígenes dudoso, tanto si proviene del Estado, una gran empresa privada o un filántropo” (Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima, Naomi Klein -Editorial Paidos, 2015).
   Los científicos han llegado a la conclusión que el calentamiento global vía la quema de combustibles fósiles coloca al 2030 como última instancia para superar los recursos altamente contaminantes e ir a una actividad industrial sin emisiones de carbono. El cambio climático afectará por sobre todo los puestos de trabajo de Latinoamérica, el Caribe y de los países dependientes con inundaciones, huracanes, olas de calor, alteraciones en las
precipitaciones y clima impredecible, etc. (www.NYTimes.com15/4/2019). Según el Banco Mundial en 2030 se destruirán 80 millones de puestos de trabajo.
   La directora del Departamento de Investigación de la OIT, Catherine Saget, indicó que, además de los enormes costos económicos que conlleva el estrés térmico, “cabe esperar un aumento de la disparidad entre los países de bajo nivel de ingresos y los países de mayores ingresos, un empeoramiento de las condiciones de trabajo de las personas más vulnerables y desplazamientos de población”.
    Para los capitalistas verdes el cambio hacia una sociedad de bajo carbono y sustentable debe basarse en una “transición justa”, que según la OIT se basa en los sindicatos, los gobiernos y organizaciones de la comunidad. El punto de partida es tramposo puesto que los sindicatos burocratizados del mundo responden al empresariado, por lo que “la transición justa” está cuestionada y más aún en Latinoamérica y más precisamente en la Argentina donde la burguesía nacional es ladrona e incapaz de resolver los problemas de contaminación, por ejemplo en la cuenca Riachuelo Matanza, donde el empresariado sigue volcando residuos contaminantes y Acumar la empresa del Estado encargada de la limpieza de esa cuenca actúa como una caja negra de todos los gobiernos desde hace más de 20 años saqueando los millonarios créditos internacionales.

Cortina de Humo
La evidente crisis de producción se intenta salvar aumentando las bases de explotación y privatizando la naturaleza. Ya en Rio Eco ‘92 las trasnacionales comenzaron a maquillarse de verde, tendiendo una cortina de humo sobre la devastación ambiental que su producción industrial instaló en todo el planeta.
Las patronales de las finanzas y los industriales afirmaron en Rio Eco ‘92 que no había necesidad de cambiar el modelo de producción y consumo, ya que con tecnología para más eficiencia energética y otras, se podía llegar a “ganar, ganar y ganar”, donde las empresas seguirían lucrando mientras mejoraban el ambiente con negocios “verdes” (www.base.socioeco.org/…/revista_america_latina_em_movimento…).
La “nueva” economía de los viejos neoliberales verdes apunta a la mercantilización de la naturaleza y los ecosistemas impactando a las poblaciones que dependen de ellos. Las categorías técnicas: nanotecnología, transgénicos, biología sintética, geoingeniería, ocultan enormes riesgos para la continuidad de la vida humana en el planeta.

Para el capitalismo verde la naturaleza tiene precio de remate
Pavan Sukhdev es gerente ejecutivo del Deutsche Bank y fue quien coordinó tanto el informe sobre “economía verde” como el TEEB -The Economics of Ecosystems and Biodiversity- “La economía de los ecosistemas y la biodiversidad”. Ambos documentos reflejan su lógica de poner precio a toda la naturaleza. Sukhdev es un líder de la sustentabilidad. Este funcionario que responde a la banca escribió el informe del PNUMA “Hacia una economía verde”. Sukhdev trabajó el tema de la valuación económica de la biodiversidad para el Foro Económico de Davos. El proyecto TEEB surgió en 2007 a partir de una reunión del G8+5. Los cinco gobiernos “agregados” a las potencias globales eran Brasil, China, India, México y Sudáfrica, todos gobiernos de países megadiversos interesados en vender al mejor postor la biodiversidad de sus países.
Para Pavan Sukhdev la biodiversidad es un nuevo “mercado multibillonario”.
Pavan ganó en 2011 la Beca McCluskey en la Universidad de Yale, donde impartió un curso de posgrado y escribió su libro "Corporación 2020". Es Fundador-CEO de GIST Advisory y también Fundador-Fiduciario de GIST (una ONG india que prepara cuentas nacionales verdes y planes de economía verde para los gobiernos). Con la crisis financiera, la mercantilización de la naturaleza que propone Pavan, pone la explotación económica de la naturaleza como tabla de salvación frente al naufragio de los mercados especulativos.

Control obrero
Que todas las modificaciones tecnológicas y laborales sean fiscalizadas, aprobadas o rechazadas por el control obrero. Que se abran los libros contables de las empresas. No a la explotación capitalista de la naturaleza. Asambleas soberanas de vecinos e indígenas de cada lugar que tengan derecho a veto en defensa del bienestar del trabajador y la equidad social, reduciendo riesgos ambientales y combatiendo el saqueo de los Banqueros y explotadores de la industria.
Defendamos el planeta organizando a los trabajadores en defensa de una salida humana.

    (*) Del Partido Obrero Tendencia