lunes, 19 de enero de 2015

La semana en pocas palabras

Informe económico semanal del Banco Ciudad

De acuerdo al IPC elaborado por la Ciudad de Buenos Aires, los precios minoristas registraron un alza del 1,5% en diciembre, mostrando un incremento inferior al 2% por tercer mes consecutivo. Asimismo, la variación interanual del IPCBA se ubicó en un 38%, finalizando el año dos puntos porcentuales por debajo del pico de 40% alcanzado en septiembre.
 Esta desaceleración de la inflación en el margen acompañó el virtual congelamiento del tipo de cambio oficial que siguió al recambio de autoridades del BCRA, a fines de septiembre, con un impacto directo en la dinámica de los precios de los bienes transables. En los últimos tres meses del año pasado, el tipo de cambio oficial contra el dólar se incrementó sólo un 1%, lo que equivale a una depreciación del peso de apenas 4,1% en términos anualizados, mientras que contra la canasta de monedas de los principales socios comerciales el peso de hecho se apreció un 2,6%.
  Ahora bien, a pesar de la moderación registrada en el último trimestre, el 2014 culminó con la mayor inflación local desde el traumático abandono del régimen de Convertibilidad, en el año 2002 (41%). Asimismo, se cumplió una década con una inflación de dos dígitos y casi 8 años consecutivos con alzas superiores al 20%, interrumpidas sólo transitoriamente en 2009, en el marco de la última gran crisis global.
  Esta persistente y acelerada suba de los precios internos ubicó a la Argentina como la
segunda economía con la mayor inflación del mundo de 2014, sólo superada por Venezuela (64%). Según estimaciones del FMI para 189 países, el año pasado apenas 14 naciones habrían experimentado una inflación superior al 10%, de las cuales 10 sufrieron alzas de precios de entre el 10% y 20%, 2 entre el 20% y el 30%, siendo únicamente Argentina y Venezuela las que quebraron la barrera del 30%. En otras palabras, una inflación de dos dígitos es un fenómeno que afecta a sólo el 7% de los países del planeta, sumando inestabilidad y distorsiones a este reducido grupo de economías.
  En la misma línea que la medición de la Ciudad, las estimaciones privadas compiladas a través del IPC Congreso capturaron una suba de los precios minoristas del 1,8% mensual en diciembre, con una variación anual del 38,5%. Así, las mediciones de las consultoras privadas resultaron prácticamente idénticas a las del IPCBA, presentando una suba de precios 14 puntos superior a las estimaciones oficiales. Según informó el INDEC esta semana, el IPCNu experimentó en diciembre un incremento del 1% mensual y del 23,9 interanual, ahondando la falta de credibilidad en las estadísticas nacionales, a sólo un año del lanzamiento del nuevo índice de precios.
   De acuerdo al IPCBA, los rubros que más impulsaron la suba de precios en 2014 fueron los servicios básicos para la vivienda (47,2%), el transporte (46%) y los alimentos y bebidas (34%). Estos últimos, si bien culminaron con un incremento menor a la media, fueron el principal componente en explicar el aumento del último año, dado su peso en la canasta de consumo de los hogares (cercana al 20%), con un fuerte impacto en aquellos de menores ingresos.
   También según el IPCBA, pero desde otra óptica, los precios de los bienes y servicios regulados aumentaron un 54% en 2014, mientras que el resto se encarecieron cerca de 36%. Ahora bien, pese a estos aspectos locales vinculados a la corrección tarifaria concentrada en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, en otras provincias con sus propias mediciones de precios, como San Luis (41,4%) y Neuquén (39,5%), las subas también se acercaron al 40%, dando cuentas de un fenómeno generalizado.
   En materia de perspectivas, se espera un mayor impulso de los precios en enero por motivos estacionales, pero la variación anual del IPC seguiría corrigiéndose a la baja. La inflación podría volver superar el 2% mensual, aunque en su comparación interanual experimentaría una nueva desaceleración, principalmente, por la elevada base de comparación de enero 2014 (cuando la inflación trepó al 4,8% mensual, impactada por devaluación del peso de inicios del año pasado).
   Ahora, con la vista puesta en el mediano plazo, las perspectivas no son tan alentadoras. La desaceleración en la suba de los precios internos de los últimos meses ha estado vinculada, de manera casi exclusiva, a una estabilidad cambiaria a todas luces insostenible. Adicionalmente, el Banco Central ha vuelto a incurrir en una fuerte emisión para asistir financieramente al Tesoro, provocando una inyección monetaria de más de $50.000 millones en diciembre, que de no ser retirados al menos parcialmente en enero y febrero, volverían al actual equilibrio en uno sumamente inestable, siendo lo anterior sólo una muestra de lo que se espera en un año electoral (de hecho, la baja reciente de las tasas de interés que el Banco Central paga por sus Letras y Notas, si bien exploratoria, de entre 8 y 15 puntos básicos, no es una buena señal en este sentido).