martes, 14 de julio de 2020

Lanús sale a la cancha

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Desde su nacimiento, Lanús fue un club distinto a los demás, en general fundados por los futbolistas que integraban los equipos. Los dirigentes Granates eran en su mayoría profesionales, comerciantes y políticos, y con sus influencias lograron afiliar rápidamente a la nueva institución en la categoría Intermedia, ocupando la plaza del Lanús United, club de vida efímera de la zona, cuya sede estaba en Margarita Wield y Oncativo y su cancha se ubicaba cerca de las vías, en el barrio de Italia Chica, dos manzanas y media que limitan con Villa General Paz desde Arias, hoy Ramón Cabrero, hacia el sur. Lanús United se había retirado de la Asociación Argentina de Football y de la competencia en general, y no tenía con la novel institución relación alguna, sólo  la cercanía, por lo que correspondía que el Granate iniciara su camino en tercera división. Que apenas 30 días después de ese histórico 3 de enero de 1915 contara con un flamante campo de deportes es una clara muestra del poder adquisitivo de sus mentores, y que el 11 de abril de ese mismo año, apenas 98 días después de la firma de su acta fundacional, acaecida en el Club del
Progreso de Villa General Paz, y con un rejunte de futbolistas amateurs de los equipos de la zona -varios del Lanús United- llevado a cabo contra reloj, el Club Atlético Lanús debutaba en la división Intermedia de la Asociación Argentina de Football, y ese debut apresurado y contra todos los pronósticos, que fue posible por las estrechas relaciones de sus fundadores con el poder político, bien puede ser considerado el primero de los varios milagros que embellecen la incomparable historia institucional.
     Al principio nada fue sencillo. Aquel 11 de abril de 1915 la flamante entidad de tres meses de vida debuta en la división Intermedia de la Asociación Argentina de Football en la Isla Maciel, y su primer equipo cae derrotado por el local, el desaparecido club Buenos Aires Isla Maciel, por 3 a 1. La primera formación que representó al club estuvo integrada por Siciliano; Anglese y Ortega; Lapeyre, Alberici y Felisati; Granelli, Masa, Malaspada, Crabelli y Márquez, siendo el centro forward Emilio Malaspada el autor del primer gol oficial de Lanús. Durante los primeros cinco años, el Grana se mantuvo en la principal categoría de ascenso con muchas dificultades tanto en lo deportivo como en la faz institucional. Los jóvenes pitucos que no se desvelaban por el fútbol se inclinaron con fervor por el juego de barajas y el club se fue convirtiendo en un bullicioso garito donde se timbeaba hasta la madrugada. En 1916 debió perder la categoría, pero la Asociación lo mantuvo en Intermedia argumentando que su cancha era una de las mejores, una manera de disimular la influencia de los socios fundadores más caracterizados. En 1919 Lanús empieza a formar el que sería su primer gran equipo con la llegada de refuerzos de categoría, como el delantero  Miguel Ainzuain y el centro half Adolfo Sacarello, ambos de Independiente, además del insider Pedro Raggi, de Rosario Puerto Belgrano. Al finalizar el torneo, el granate culmina segundo a siete puntos de Banfield, pero accede a la primera división a causa de una crisis que devino en la fundación de una nueva Asociación, a la que fueron a parar varios clubes que participaron de un conflicto que tuvo al delegado de Ferro como principal involucrado, y que culminó con la expulsión de la entidad del Oeste, y luego recibieron también la misma sanción Racing, River, Independiente, Platense, Tigre y Estudiantil Porteño, entidades que habían respaldado al club de Caballito. Ante la crítica situación, manifestaron su desacuerdo y también se retiraron Atlanta, Defensores de Belgrano, Estudiantes de Buenos Aires, San Lorenzo, Gimnasia y Esgrima La Plata, Sportivo Barracas y San Isidro. Todos estos clubes fundaron una nueva entidad rectora, la Asociación Amateurs de Football. A causa de esa ruptura, los seis mejores equipos de la tabla final de Intermedia, entre ellos Lanús, ascendieron por decreto con el fin de llevar a 13 el número de competidores de la máxima categoría de una ahora debilitada Asociación Argentina de Football. 
      El equipo granate debutó en primera el 21 de marzo de 1920 enfrentado al desaparecido Eureka, por entonces uno de los habituales animadores, al que derrotó por 6 a 2. La campaña comenzó siendo  muy promisoria, y pronto se tornó espectacular: al culminar la 10ª fecha puntero e invicto, era la gran sorpresa del torneo. Conocería la derrota en la fecha siguiente en La Plata ante Estudiantes por 2 a 0, luego de la cual se inició un receso para la disputa de varios partidos amistosos de la Selección Nacional ante sus pares de Chile y Uruguay. Durante ese receso los socios de Lanús votaron retirarse de la Asociación Argentina y enrolarse en la nueva Asociación Amateur. Es decir que Lanús abandonó una liga que entonces contaba con más antigüedad pero que era menos competitiva, y lo hizo en la fecha 11 y siendo puntero, habiendo clasificado además a semifinales de la Copa de Honor. De manera sorpresiva se retiró de ambas competencias voluntariamente para de inmediato afiliarse a una liga que estaba en formación pero contaba con los equipos más poderosos, con un torneo a medio disputar en el que el Grana ya no tuvo la misma eficacia y ni siquiera algo de fortuna. Lo que entonces se consideró un gran error, con el tiempo se demostraría como una elección inteligente: la mayoría de los participantes de dicha Asociación, Lanús entre ellos, 10 años después serán los fundadores del profesionalismo, destacándose claramente del resto.
      Entre 1920 y 1922, el Grana terminó entre los de abajo. En 1923, la campaña del primer equipo empeoró aún más, ya que terminó en el último lugar y con una cosecha paupérrima: En 20 cotejos disputados, obtuvo sólo dos victorias y cuatro empates, sufriendo 14 reveses, lo que lo condenó a un descenso que, debido a la anormal incorporación, la Asociación perdonó y lo mantuvo en primera. A partir de 1924 los vientos cambiaron, el equipo se fue consolidando y en 1925 clasificó en la 10ª posición de una tabla de 25 competidores, campaña que superó en el año 26, saliendo 6º entre 26 equipos. Notable actuación tuvo ese año en la Copa Competencia, puntero absoluto de su zona por encima de Banfield, Estudiantes de La Plata, Colegiales, Talleres de Escalada y Estudiantil Porteño, clasificando a la final, disputada el 30 de enero de 1927 en cancha de Sportivo Barracas a estadio repleto, donde lo derrotó un sensacional elenco de Independiente por 3 a 1.
      Por medio de la intervención del presidente de la Nación, Marcelo T. de Alvear, el 28 de noviembre de 1926 se produjo la fusión de la vieja Asociación Argentina de Football, la misma que habían fundado los hijos de los británicos con Hutton a la cabeza, que tenía el reconocimiento de la FIFA pero que estaba en decadencia porque defendía el amateurismo, se unificó con la más reciente Asociación Amateurs de Football que estaba en alza y que, paradójicamente pese a su nombre, creía en el profesionalismo como algo inmediato y necesario. Juntos crearon la Asociación Amateurs Argentina de Football que sería efímera, ya que volvería a romperse en 1931 con la creación del profesionalismo. Lanús alcanzaría su mejor producción del amateurismo durante el torneo del año 1927, luego de la tan esperada reunificación de asociaciones. Con varios rosarinos en su plantel, el Grana se ubicó en el tercer lugar de una enorme lista de 34 equipos, detrás del campeón San Lorenzo y del escolta Boca Juniors, con una notable campaña de 22 victorias, 6 empates y solo 5 reveses en 33 encuentros disputados.
      El 26 de junio de 1927, Boca dejó en la vieja cancha de Margarita Weild y Deheza un largo invicto de más de dos años. El gran equipo granate que lo venció por 2 a 1 y que quedó en la historia del fútbol argentino formó esa tarde con Devoto; Brenta y Chimento; Manfrín, Adolfo Sacarello y Truffa; López Imiscoz, Villa, Blas Saruppo, Lattari y Pascual Salvia, siendo también grandes figuras de ese plantel Edmundo Piaggio, Carlos Sacarello, José Salvia y Carlos Spadaro, quien junto a Piaggio pronto será convocado a la Selección Argentina, y ambos formarán parte del plantel nacional que disputó el Mundial de 1930. El 23 de agosto de 2019, Juan Tejedor escribió una nota en la edición de Clarín digital acerca del recuerdo de su progenitor, por entonces un pequeño de siete años que asistió llevado por su padre -el abuelo que el cronista no conoció- sobre la conmoción que aquel mítico partido generó entre los pobladores de la zona: “‘No sabíamos mucho. Íbamos a ver los partidos y listo’, decía también papá. El dato de si Lanús iba tercero, segundo o cuarto, si peleaba o no el título, no estaba al alcance de todos. Lo que sí sabían es que ese club jovencito podía con los ya grandes. La de Deheza y Margarita Weild fue la primera Fortaleza”. El párrafo que antecede permite preguntarse ¿Cuál era la calidad técnica de los futbolistas y qué tipo de juego desplegaban los equipos en los albores del siglo, y cuál era la comprensión del juego que tenían los millares de espectadores que ya por entonces colmaban los primeros estadios de Buenos Aires? Si con sólo comparar el fútbol de hoy con el que se jugaba hace tres décadas saltan a la vista las enormes diferencias, no sería descabellado imaginar que todo era poco más que correr detrás de la pelota y pegarle de punta, y aun siendo así de tosco y rudimentario, ya por entonces era pasión de multitudes.