“En O'Higgins y Purita, los vándalos del cuarto mundo se robaron días pasados la rejilla que tapaba la boca de tormenta. La vinieron a arreglar: le hicieron una tapa de cemento que duró 24 horas, porque los vándalos del cuarto mundo la rompieron -lo que no pueden robar lo destruyen- y así quedó ahora”, relata Norma.