lunes, 9 de julio de 2012

¿Cómo hace ahora para gobernar Lanús los 1.219 días que le restan de mandato?



Después del escándalo del audio de Darío Diaz Perez, a nivel local la pregunta del millón es: ¿Cómo hace este intendente para gobernar los 1.219 días que le faltan a su mandato?
  Es que su figura durante todo este fin de semana largo, estuvo asociada al ridículo. Y del ridículo es dificil volver. Y desde el ridículo es dificil gobernar cualquier empresa.
 Desde los medios nacionales recibió Diaz Perez adjetivos descalificadores para todos los gustos. 
 Desde la política, el intendente de Lanús se volvió sinónimo de inconfiabilidad.
  Su calidad de golpista -avizorada desde sus tiempos de militancia en la Acción Católica, pasando por las charlas de Mohamed Seineldín a las que asistía, y patentizada en las jornadas cuando cortaba H. Yrigoyen a la altura de Piñeiro contra Fernando De La Rúa- la evidencia en el audio famoso cuando se regocijaba con la posibilidad de la caída del gobernador, al que por otra parte, en persona, Diaz Perez nunca le ahorró zalamerías.
  Inconfiable para la presidenta, declarado enemigo del gobernador, ¿cómo se las arreglará para gobernar Lanús estos tres años y pico? Fácil es imaginar que cuando Diaz Perez diga que tiene sed, desde nación o desde provincia, le van a mandar anchoas.
  Porque además hay que agregar que cuando en el Hugo del Carril y en una reunión para optimizar la gestión (¡Sí, aunque nose pueda creer!) delante de 150 funcionarios y dirigentes, utilizando un lenguaje de fascineroso, se jactó de pertenecer al círculo íntimo de la presidenta, quedó como un abriboca primero cuando contó los secretos que le habían confiado, y arrugó después en un comunicado donde no sabe qué excusas farfullar. ¿Ustedes se imaginan qué respeto le pueden tener sus subordinados a ese jefe de ahora en más? Y aquí vale la pena parafrasear la columna de esta edición de Omar Dalponte, cuando dice, refiriendose al peronismo, no al intendente: “Se acatan la jefaturas pero también se cuestiona a los jefes cuando estos se apartan de los principios fundamentales y pierden la confianza de sus conducidos”. ¡Hoy en Lanús hay figuras de primer nivel, que no pueden ocultar su gozo ante el ridículo de su jefe!
  Y el organismo que debería estar preocupado y tratar este tema como prioridad uno, el Concejo Deliberante, mira para otro lado: Allí comparten bancas los del club de las vanidades, con los preocupados por que Darío no les quite los contratos, o ñoquis (ver aparte), que son la inmensa mayoría, o los directamente chantajistas que le ponen precio a cada voto, o los directamente tontos que no son pocos.